¡Que Hubo! ¿Están listos para hablar de árboles? Sí, esos amigos verdes que nos dan sombra en los días calurosos y nos llenan de hojas el jardín cuando se caen. Hoy, en honor al Día del Árbol en Honduras, vamos a hablar un poco sobre estos gigantes silenciosos.
Primero, déjenme decirles algo: los árboles son como los abuelos del planeta. Están aquí desde antes que nosotros y, si todo va bien, estarán aquí después que nosotros. Y al igual que los abuelos, los árboles tienen mucho que enseñarnos. Nos enseñan sobre paciencia (¿alguna vez has visto un árbol apurado?), nos enseñan sobre resiliencia (¿alguna vez has visto un árbol rendirse ante el viento?) y, lo más importante, nos enseñan sobre generosidad (¿alguna vez has visto un árbol negarse a dar frutos?).
Ahora, hablemos de bosques. Los bosques son como las ciudades de los árboles, llenas de vida y actividad. Y al igual que nuestras ciudades, los bosques necesitan cuidado y protección. La deforestación es como un retro excavadora que arrasa con todo a su paso, y créanme, no hay nada gracioso en eso.
Pero no todo es malo. Cada uno de nosotros puede hacer algo para ayudar a nuestros amigos los árboles. Podemos plantar un árbol, podemos recoger la basura que encontramos en los bosques, podemos enseñar a los demás sobre la importancia de los árboles. Recuerden, cada pequeño acto cuenta.
Así que, en este Día del Árbol, los invito a todos a dar un paso hacia fuera, a respirar profundo, a mirar a los árboles y a decirles: “Gracias”. Porque, al final del día, todos somos parte de la misma gran familia llamada naturaleza.
Y recuerden, si alguna vez se sienten pequeños e insignificantes, piensen en un árbol. Comienza como una pequeña semilla, pero con tiempo y paciencia, se convierte en un gigante que toca el cielo. Así que, ¡arriba esos ánimos! Si un árbol puede hacerlo, nosotros también podemos.
¡Feliz Día del Árbol, mi querida Honduras!